He cogido una cucharadita y la he diluido con un poco de agua hasta obtener la textura deseada (líquida, pero un poco espesa también).
Después he metido la mezcla en un biberón de boquilla fina. En su defecto podéis utilizar una manga pastelera con una boquilla del 1 o del 2 o, simplemente, haciéndole un agujerito pequeño a la propia manga.
¡Y ya tenemos nuestra sangre lista, vampirillos!
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